Aunque la música es un arte que por si solo remueve las entrañas de millones de personas con una sola canción, es además un catalizador único con un peso social innato. Las canciones son himnos capaces de movilizar físicamente a miles de ciudadanos en un parque cualquiera para cantar y saltar al unísono. No existe, ni en el mundo ni en la historia, un elemento capaz de suprimir las diferencias entre humanos a tal nivel de colectividad.
La magia de la música se invoca constantemente en muy distintos sectores. Si tienes previsto desarrollar algún proyecto, con música el resultado será mucho mejor. Y dependiendo de qué traigas entre manos, ésta será la clave de tu éxito.
Cuando hablábamos de Live Nation para anunciar que los NFTs estaban a punto de llegar a la industria musical, en ningún caso queríamos decir que las cadenas de bloques o blockchains no hubieran llegado ya (en dicho artículo mostrábamos algunos ejemplos). Lo que prentendimos expresar, y creemos haberlo hecho con cierto éxito, es que iban a llegar en masa. Sin embargo, para que eso suceda y, mientras eso sucede, la cripto-comunidad se sigue moviendo para darnos alegrías.
Los mayores y más informados detractores del Bitcoin y otras criptomonedas, así como los medios que basan su negocio en clickbait, han cautivado a sus audiencias con la parte menos bonita del sector: la contaminación. Es cierto que a día de hoy hay mucho por hacer para que acuñar un Bitcoin, Ethereum u otra moneda sea menos contaminante (entre otras cosas, no usar gas o carbón como fuente de energía o idear fórmulas seguras pero menos complejas que permitan agilizar procesos), pero también es verdad que, con la salida forzosa de los miners chinos por la legislación pekinesa, ese problemón ya está camino de solucionarse. Hablaremos en más profundidad de ello en próximos artículos.
Mientras dejamos que los mercados tomen tierra en toda esta nueva realidad, quienes trabajamos desde las entrañas del cripto-mundo, la acción climática y la industria musical, estamos de enhorabuena al ver que la comunidad descentralizada de la que formamos parte avanza a buen ritmo y en dirección correcta.
Música y tecnología juntas se unen en una apuesta eficaz para construir cadenas de bloques sostenibles y certificadas a través Solana, un proyecto de código abierto (open source blockchain) que pretende pluralizar los sistemas financieros, convirtiéndose en una opción para todas aquellas aplicaciones descentralizadas de alto crecimiento y frecuencia. Este proyecto soluciona dos de los grandes problemas del mundo cripto: la escalabilidad y la velocidad.
La innovación central de Solana es la PoH (Prueba de Historia o Proof of History), y es exactamente lo que su nombre sugiere: una prueba de eventos históricos. La utilización de PoH crea un registro histórico que prueba que un evento ha ocurrido en un momento específico en el tiempo. Mientras que otras cadenas de bloques requieren que los validadores se comuniquen entre sí para acordar que el tiempo ha pasado, cada validador de Solana mantiene su propio reloj codificando el paso del tiempo.
Esto, junto con otra particularidad llamada Proof of Stake o Prueba de Participación (que mejora la escalabilidad de la cadena de datos), difiere del estándar actual de infraestructuras blockchain, que se basa en una producción secuencial de bloques obstaculizados entre sí debido al protocolo que usan (esperar confirmación por parte de el bloque anterior antes de seguir adelante). PoH y PoF presentan un avance fundamental en la estructura de las redes blockchain en cuanto a velocidad y capacidad.
Todo esto se traduce en una reducción drástica del consumo de energía y presión medio ambiental hasta el punto de poder referirnos al resultado de todo ello, aunque con sumo cuidado e inteligencia -porque aún queda mucho camino que recorrer-, como Green NFTs.
La plataforma web Metaplex lleva este protocolo a la práctica y, como arranque a su lanzamiento público, une fuerzas junto a varios músicos, empezando por la productora BLOND:ISH, quien además de lanzar su arte digital (música + visuales) a través de distintos lanzamientos o drops en la plataforma, crea una muestra de arte inmersivo que se puede ver, tocar, oler, escuchar y sentir (acogida por la Margulies Collection, Miami), para pasear junto a sus seguidores entre dos mundos, el digital y el físico, el del artista (basado en los 7 chakras de energía del cuerpo humano según las creencias hinduistas) y el de mundana humanidad, que evoca la búsqueda de equilibrio entre músicos y fans, entre industria musical y comunidad, la cual, solo por participar de las subastas recibirá una participación por cada pieza en la que haya pujado.
Demos una muy gentil bienvenida a los Green NFTs.