Un contrato inteligente es aquel que, escrito en un lenguaje de programación concreto, es además inteligente porque a través del código que forma su ADN le hemos dado la capacidad de autoejecutar cláusulas y autogenerar decisiones basadas en el cumplimiento de esas cláusulas orgánicamente. Además, gracias a estar basados en tecnología blockchain o de cadena de bloques, tienen la particularidad de ser mucho más seguros, transparentes y fiables que los tradicionales (los cuales, para corroborarlos, como mucho se veían apoyados en una figura notarial). El mayor beneficio de esto se traduce en una reducción drástica de falsificaciones, malentendidos o alteraciones por parte de alguna de las partes o incluso de los intermediarios.
Cuando firmamos a un artista en nuestra discográfica, fichamos a un jugador para nuestro club o compramos un edificio para alojar nuestras oficinas, necesitamos una notaría, una gestoría, una entidad financiera, una oficina de registro y vete a saber cuántas cosas más dependiendo de la naturaleza del negocio. Todo esto, sin embargo, tiene los días contados y tú lo vas a ver, porque no es una promesa de ciencia ficción.
¿Qué es un contrato inteligente?
Un contrato inteligente es un acuerdo entre varias partes que, en lugar de hacerse mediante un papel impreso o un documento digital como por ejemplo un PDF, se redacta y firma a través de una serie de procesos computacionales que gradualmente quedan registrados en una blockchain. Esto quiere decir que el acuerdo está almacenado en una base de datos organizada por bloques en constante comunicación entre sí, que siempre guardan la información original impidiendo que pueda ser modificada. El contrato inteligente no ofrece margen a diferentes interpretaciones, sino a una única lectura. Un ejemplo muy popular que se articula con contrato inteligente son los llamados NFTs (como los Top Shot de la NBA)
La diferencia más evidente entre un contrato electrónico (PDF) y un contrato inteligente es que este se ejecuta automáticamente. Es decir, que en un contrato inteligente, una vez que se cumplen ciertas condiciones que permitan su firma, se activan todas las cláusulas del contrato. Debido a su capacidad de autoejecución, queda eliminada la posibilidad de incumplir el contrato, así como la necesidad de la participación de terceros.
Los escenarios son tan diversos y pueden llegar tan lejos que, por ejemplo, si el contrato inteligente que has firmado para comprar tu casa, está vinculado con los sistemas inteligentes de la misma, como cerraduras o climatizadores, si incurres en impagos, estas podrían dejar de funcionar no dejándote acceder en la casa.
Ejemplo práctico
Gran parte del porcentaje que plataformas digitales y empresas reciben por trabajar con creadores de contenido está ligado a la distribución de pagos. El proceso de pagar a cada creador de manera justa es una tarea burocrática además de complicada; un proceso lento que está abierto a todo tipo de riesgos y deja a los creadores menos influyentes en manos del destino de la industria y no del de ellos mismos.
Con los contratos inteligentes puedes enumerar a todos los creadores involucrados y definir exactamente qué porcentaje de ingresos recibirán. Estos creadores pueden ser de cualquier tipo: escritores, músicos, gamers, realizadores, entidades privadas… Debido a la capacidad de autoejecución de los contratos inteligentes, a cada uno se le pagará de manera justa tan pronto como se generen los ingresos. La clave en este caso es que royalties y contrato inteligente estén vinculados para desencadenar la acción de distribuir beneficios. Esto eliminaría la necesidad de contratar y depender de intermediarios de todo tipo.
Un creador también puede incluir reglas en el contrato que recompensen a su audiencia por distintos motivos, como compartir su contenido o simplemente referirlo con un hashtag. Las recompensas, por ejemplo, podrían incluir un porcentaje de los ingresos generados por una publicación compartida, una canción usada o una imagen subida a un futuro Instagram. Un tipo de programa de recomendaciones y compensaciones como este, reduciría la necesidad de contratar publicistas o promotores y permitiría a los fans de los creadores trabajar mano a mano junto a estos.